WOM, la operadora de telefonía móvil que alguna vez prometió revolucionar el mercado chileno, ahora enfrenta su mayor desafío. Dos de sus proveedores han solicitado su liquidación forzosa, lo que ha desatado preocupación entre sus clientes y autoridades. Aunque una solicitud fue retirada, la empresa está en crisis, según el subsecretario Claudio Araya.
Hace unos años, WOM era la empresa nueva y atrevida que desafiaba a los grandes de la industria. Sin embargo, decisiones financieras arriesgadas la han llevado al borde del abismo. Retirar dividendos por $340 millones en 2022, sumado a una deuda de más de $700 millones y problemas de gestión, han llevado a la compañía a una situación crítica.
El futuro de WOM pende de un hilo. Thor Björgólfsson, su dueño, busca desesperadamente una salida. Se barajan opciones como vender la empresa o reorganizarse judicialmente. Sin embargo, ninguna parece fácil ni garantiza el éxito. La incertidumbre sobre el destino de la empresa genera preocupación tanto en el mercado como entre sus empleados y clientes.
Los bonistas de WOM, incluidos grandes nombres como Blackrock y Crédit Agricole, están en vilo. La caída de los bonos de la empresa ha generado alarma entre estos inversionistas, cuyas decisiones pueden determinar el destino de la operadora. Con tanto en juego, el futuro de WOM está en manos de sus acreedores y las decisiones que tomen en los próximos meses.
Para WOM, la tarea es monumental: recuperar la confianza perdida y demostrar su viabilidad a largo plazo. La empresa enfrenta el desafío de reconstruir su reputación y restaurar la fe en su capacidad para superar esta crisis. Mientras tanto, clientes, empleados y autoridades observan atentamente, esperando una señal de esperanza en medio de la incertidumbre.
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